Congregación de Hermanas del Ángel de la Guarda
La Comunidad de Hermanas del Ángel de la Guarda, nació en un pueblo del sur de Francia, Quillán, en 1836, por iniciativa de Dios a través del Sacerdote Padre Luis Antonio Ormières, en quien la llamada al sacerdocio se hizo también expresa vocación para atender a la educación de los niños y jóvenes del campo abandonado por el estado francés en ese momento histórico, cuando vio la proporción de la tarea buscó la ayuda de alguna comunidad religiosa y se encontró con el espíritu abierto y generoso del Padre Gabriel Deshayes, fundador de las Hermanas de Saint-Gildas. De ellas acepto el llamado de la Hermana Juliana Maria Lavrilloux, que se llamara Madre San Pascual, una mujer con gran fortaleza y generosidad de espíritu, sin límites, para abordar la gran aventura de una misión lejana a sus tierras del norte, con todo por hacer. No hablamos de un hombre y una mujer mayores, cargados de experiencia, sino de personas muy jóvenes, con valentía y generosidad a toda prueba.
El Padre Ormières tenía el convencimiento de que “cada uno tiene un don que ha de descubrir y ponerlo al servicio de los demás”. En la educación y en el acompañamiento formativo, ésta es una tarea importante: hacer que cada niño, cada niña, cada joven, descubra cual es el don que Dios le da para poner al servicio de la construcción del edificio de una sociedad justa y humana.
Las metas eran altas y bien claras: “formar verdaderos discípulos de Cristo” y “ser verdaderos ángeles de la guarda para los niños y jóvenes que nos son confiados”, y por eso nuestro nombre: HERMANAS DEL ANGEL DE LA GUARDA.